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Fui al psicólogo, pero no funcionó


¿Por qué a algunas personas les va tan bien en terapias psicológicas y otras abandonan al cabo de algunas sesiones con la sensación de que ir al psicólogo no sirve para nada? Los profesionales son los mismos, el proceso terapéutico es similar, las herramientas utilizadas semejantes según los casos, entonces ¿Qué es lo que cambia? La respuesta es muy clara, es el paciente el que varía, la persona que acude en busca de ayuda siempre es diferente, las características y motivación real al cambio de dicha persona marcan la evolución. Veamos que obstáculos pueden llegar a entorpecer un proceso terapéutico.

LAS EXPECTATIVAS

Algunas personas acuden a la consulta pensando que simplemente hablando y contándole al psicólogo sus problemas, estos se van a solucionar, pero no ocurre así. El psicólogo es una persona que analiza el problema, estudia su funcionamiento y enseña al paciente a modificarlo, pero no se modifica sólo por contarlo, ni es el psicólogo el que hace el cambio.

"Con lo que haga en la consulta ya vale", piensan algunos pacientes. Cuando se le pide al paciente que empiece a trabajar por su mejoría, en ocasiones les suena raro, no piensan que venir al psicólogo suponga un trabajo personal fuera de consulta, pero la realidad es esa. La consulta es el lugar donde se analiza y se aprende a reinterpretar la realidad y se enseñan herramientas para afrontar situaciones difíciles, pero es la propia persona que busca ayuda la que debe luego enfrentarse y poner en práctica lo aprendido en el día a día.

Algunas personas vienen buscando ayuda con el convencimiento de que los culpables son las personas de su entorno, que ellos no tienen que cambiar nada y que son los demás los que tienen el problema, esto es muy frecuente por ejemplo en familia o pareja donde cada miembro acusa al otro de ser el culpable del malestar en casa. Cada uno debe asumir su parte de responsabilidad en el cambio, si no, no se podrá avanzar.

UNA DEBIL ALIANZA TERAPÉUTICA

El psicólogo no es un amigo al que se le cuentan las cosas, los amigos ocupan su lugar y eso es importante, pero el terapeuta ocupa otro muy diferente.

Es fundamental que el psicólogo al que acudas sea una persona que te trasmita seguridad, que sepas que puedes confiar en él absolutamente todo lo que te preocupa, si hay reticencias va a ser difícil que se establezca una buena alianza terapéutica y sin ella, apenas habrá avance.

EL REFORZADOR SECUNDARIO

Cuando se analiza un problema que llega a la consulta, en ocasiones encontramos que el entorno de la persona sin darse cuenta y con la mejor de las intenciones está reforzando la conducta indeseada.

Ocurre muy habitualmente en las depresiones, donde sin quererlo el apoyo de familiares y amigos a veces coloca al paciente en una situación de privilegio que no quiere perder, este reforzador opera de modo totalmente inconsciente, el paciente no lo piensa, muy al contrario sigue manteniendo que quiere salir de su depresión, ya que los síntomas depresivos son desesperanzadores para la vida que quien lo padece.

A veces es inevitable que el entorno se vuelque para tratar de ayudar y sacar de la depresión a un ser querido que la padece. Cuando en terapia se localiza la funcionalidad que tiene ese reforzador secundario que es el exceso de atención del entorno, se trata de modificar, creando el rechazo del paciente hacia la terapia y su abandono.

LA RESISTENCIA AL CAMBIO

Algunas personas llevan tanto tiempo con sus sensaciones, que aunque sean incómodas o estén manteniendo el problema, cuando se les propone un cambio, de repente se sienten inseguros ante lo nuevo y se resisten a cambiar. Lo desconocido les resulta incómodo sin darse cuenta de que la solución pasa por convertir esa nueva situación desconocida en algo habitual que les de la paz que les permita ser felices, en definitiva se trata de ampliar su zona de confort. Esto es frecuente en muchos trastornos, como depresión, donde el miedo o la desgana paralizan o diferentes manifestaciones de la ansiedad donde el nivel de activación basal es muy alto y al practicar la relajación se experimentan sensaciones novedosas, que pueden incomodar por lo desconocidas y de manera muchas veces inconsciente buscan excusas para no dar el paso de seguir adelante y acaban abandonando la terapia.

Es importante hacer un buen análisis para localizar todas esas resistencias que dificultan el avance y que así las personas puedan encontrar en el proceso terapéutico la ayuda que necesitan para sentirse bien.

No abandones, lucha por tu bienestar. #eidem

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