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Estrategias para motivar a los niños al estudio


En muchos hogares son habituales las peleas por hacer los deberes y el tiempo que se dedica al estudio de los hijos. Son muchos los padres que hablan sobre la poca o nula motivación de sus hijos hacia las tareas académicas pero ….

¿Qué es eso de la motivación?

Podemos definir la motivación como aquello que impulsa a las personas a realizar determinadas acciones y persistir en ellas hasta que vean alcanzados sus objetivos.

Las causas por las que un niño puede no estar motivado a cumplir con sus obligaciones escolares son muchas. Lo primero que debemos hacer para determinarlas es realizar un pequeño análisis de la situación ¿Cuándo comenzó a desmotivarse?, ¿Es un problema de siempre o comenzó en un momento determinado?, ¿Por qué?, ¿Qué hemos intentado?

Si hemos sido capaces de responder estas preguntas hemos iniciado el camino para buscar soluciones.

Algunas de las causas de la falta de motivación que podemos dirimir son:

Causas Externas: Pueden estar relacionadas con la familia (problemas económicos, separaciones, muerte de un familiar, falta de interés por los estudios de sus hijos e hijas…) o intraescolares (acoso escolar, bajar la nota para ser aceptado en el grupo...)

Causas Internas: Aburrimiento, baja autoestima, falta de hábitos de estudio, estrategias inadecuadas para estudiar, dificultades asociadas…

Es importante que si detectamos dificultades específicas (lectura, escritura, memoria, comprensión, atención…) nos pongamos en manos de un profesional que verifique e intervenga en éstas de la manera más adecuada.

Tipos de motivación

Existen dos tipos de motivaciones que conviene explicar y diferenciar:

  • Motivación extrínseca: Se basa en mecanismos externos a la persona, como evitar castigos o conseguir alabanzas y/o premios.

  • Motivación intrínseca: El motivo para realizar una acción se basa en necesidades interiores.Así tenemos un o una estudiante que dedica más tiempo a estudiar en casa porque quiere sacar más nota para poder acceder a la carrera por la que está interesado.

En edades más tempranas no puede utilizarse las motivaciones intrínsecas, debido a la ausencia de vivencias de valores de convertirse en motivos propios. En estas primeras fases los incentivos externos juegan un papel fundamental.

Estrategias para fomentar la motivación

  • Sustituir calificativos en el niño: “Es un quejica” por “le cuesta cumplir el horario de estudio” o “es un vago” por “no tiene interés elevado por los estudios”.

  • Marcar objetivos: Los objetivos que nos establecemos transforman las ideas en realidad. Saber lo que se espera de su hijo no le ayudará mucho si no tiene un plan para hacerlo. Anote los objetivos, que sean específicos y puedan medirse.

  • Desarrolle un plan de estudio: Debe estar adecuado a la edad del niño, la planificación puede ser una gran aliada.

  • Hable con un lenguaje que de ánimo: Dar ánimos tiene mejor efecto que elogiar. Elogiar solo se refiere a los triunfos. Sin embargo, alentar tiene que ver con valorar el esfuerzo y ser descriptivos independientemente del resultado final. Por ejemplo: Me doy cuenta que has pasado mucho tiempo trabajando. “¡Debes sentirte muy bien por tu dedicación!” o ”Hiciste los deberes solo”, “¡Qué buena letra!”

  • Fomente el aprendizaje en casa: Aprender se convierte en una tarea desagradable y pesada si su hijo lo ve como algo que sucede sólo cuando está sentado detrás de un escritorio. Visitas a lugares que apoyen su temario de estudio y películas o lecturas en la tablet pueden ser un buen método.

  • Utilice refuerzos/premios: Dele un premio especial a su hijo de vez en cuando, pero en otras ocasiones refuércelo con una gran sonrisa o un abrazo y un gesto de cariño. O utilice frases como: “Debes sentirte muy orgulloso de ti mismo. Mira lo que has logrado”.

Algunos aspectos que también influyen son:

  • El papel de las expectativas: Si espera que su hijo tenga buenos resultados, sus probabilidades de éxito aumentarán considerablemente. Tenga bajas expectativas, y tendrá más opciones de fracasar. Unas expectativas demasiado elevadas pueden generar frustración en ambos lados.

  • Establezca una buena comunicación y tono con su centro educativo: Tenga una actitud positiva hacia profesores, centro, etc. Es posible que a veces no lo crea así pero los mensajes negativos pueden influenciar a su hijo.

  • Los robatiempos: Es importante controlar el tiempo de tele, móvil, play… pero no debemos empezar a los quince años sino mucho antes para que asuman de forma natural la imposición de límites. Se recomienda poner un tiempo límite para utilizarlos y siempre si han terminado el tiempo de estudio.

Si necesitas asesoramiento, en eidem podemos ayudarte.

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