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La pérdida de un familiar


Una de las vivencias peores que puede tener el ser humano es la pérdida de un familiar querido. El tomar conciencia de que no volveremos a ver a esta persona, no podremos dialogar con ella, o que no va a estar ahí cuando la necesitemos, puede hacernos caer en una espiral de emociones negativas que puede desembocar en una depresión.

Por ello es importante conocer cómo se desarrolla el proceso de duelo y saber la importancia que tiene el pasar por cada una de sus fases.

¡Esto no está ocurriendo!

Esta fase de negación hace que percibamos los acontecimientos como ajenos a nosotros. Las emociones están contenidas dado que nos vemos como observadores externos, teniendo la sensación de que cuando me despierte todo habrá sido un mal sueños.

Enfado

Una vez que ya hemos tomado conciencia de esta pérdida, aparecen las emociones de ira o rabia. Nos revelamos ante la injusticia de dicha perdida. No aceptamos esta muerte ni el porqué. Estamos enojados con la vida e incluso, en algunas ocasiones, con la persona que ha fallecido por habernos dejado.

¿Y ahora qué?

El no saber si vamos a poder enfrentarnos a la vida sin esta persona, si vamos a ser capaces de soportarlo, hace que aparezcan sentimientos de desesperanza y angustia donde la tristeza invade nuestro día a día.

¿Por dónde empiezo?

Esta sería la fase donde aceptamos lo sucedido. No podemos hacer nada frente a esta pérdida pero los ánimos por seguir avanzando aparecen. Llegan a nuestra memoria los recuerdos de las vivencias compartidas con nuestro ser querido y aunque la pena pueda aparecer ya somos capaces de aceptarlo con serenidad.

Muchas personas cuentan con apoyo de familiares y amigos para sobrellevar este proceso, pero en algunas ocasiones no es suficiente. Si ves que te cuesta avanzar, no dudes en pedir ayuda a profesionales que te acompañen en la elaboración del duelo.


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