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WhatsApp: amigo o enemigo



Vivimos en la era tecnológica donde nadie imaginaba los cambios rápidos y profundos que hemos sufrido en pocos años y los que nos hemos tenido que adaptar. Toda la tecnología sin duda nos facilita la vida pero hay que saber utilizarla y que no se convierta en nuestra adicción o pesadilla.


Creo que en este momento se podría decir que WhatsApp es la aplicación de mensajería instantánea más extendida y más utilizada. Creo que a todos/as nos ha ocurrido de encontrarnos con un aluvión de mensajes sin contestar de grupos en los que estamos o a nivel individual y que nos sentimos obligados a contestar inmediatamente.


Es importante tomarse este tema de forma relajada y y comprender que no pasa nada porque el emisor del mensaje vea que estamos conectados o que hemos leído el mensaje y no contestemos en ese momento, muchas veces es mejor esperar a un rato en el que estemos tranquilos y no contestar a toda prisa.


Esa necesidad que realmente no nos impone nadie, sino nosotros mismos de contestar de forma instantánea a veces nos puede llevar a contestar sin pensar, o de mala manera, a malinterpretar algún mensaje…todo ello motivado por esa prisa y esa inmediatez que va tan en contra de la


Es lo que podríamos llamar la exigencia de la disponibilidad, el “estabas en línea”. Los grupos del WhastsApp se pueden convertir en una auténtica tortura, todo, por el miedo a perdernos algo.

Además, también puede producir en algunas personas agobio, estrés, ansiedad, sentimiento de culpa y/o remordimiento, incapacidad para controlar, falta de intimidad…


Todo esto puede terminar afectando de forma negativa en otras áreas de la vida. Se sacrifican incluso actividades y obligaciones por estar pendiente de conversaciones. También se pueden dar alteraciones bruscas del estado de ánimo.


La intensidad con la que vivimos online, la hiperconectividad y ese exceso de información en las redes está asociado a una menor capacidad de autoconciencia e introspección y a una pérdida de la empatía y de calidad en las relaciones interpersonales.


Consejos prácticos

Para poder cambiar cualquier tipo de conducta el primer paso siempre es reconocerlo y tener claro que eso no nos hace bien y que no queremos perder lo que nos aporta el contacto directo con las personas. Tener una actitud observadora y crítica hacia el uso o abuso de internet y las redes sociales es una buena forma de empezar a modificar hábitos nocivos.

Un consejo practico para evitar distracciones sería el silenciar las notificaciones o simplemente poner un rato el móvil en modo avión y te permitirá aumentar tu atención en lo que estás haciendo.

Tenemos que pensar y tener claro que no tenemos la obligación de estar disponibles o localizables en cualquier momento. De esta manera, estableceremos con el resto de nuestro entorno ciertos hábitos que nos ayuden a no caer en la hiperconectividad y mantener una buena salud digital.

Otra buena idea podría ser apagar los datos y la conexión wifi durante parte del día. De este modo, si alguien debe decirnos algo urgente o si hay una emergencia, nos pueden localizar mediante una llamada, pero evitaremos las distracciones constantes.


Algunas claves:

  • Utilizar estas aplicaciones como aliadas y no como enganches

  • Entrenarse en el autocontrol.

  • Mantener una comunicación respetuosa y utilizar la empatía digital: no digas nada que no dirías cara a cara.

  • A nivel laboral o profesional es importante recordar que tenemos el derecho a la desconexión digital.

  • Evita la fatiga informática y céntrate en lo que estás haciendo

  • Ponte límites en los grupos.

  • Gana productividad y salud dejando el móvil fuera de tu mesa de trabajo o estudio.

  • prioricemos la comunicación cara a cara. Así evitaremos malos entendidos.

No corramos el riesgo de que la comunicación digital nos lleve a una vida agitada, fugaz, superficial, sin sentido, pasada por filtros.. Cuidemos nuestra comunicación que es la base de cualquier relación.


En eidem podemos ayudarte


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