
El ritmo acelerado que imprime la sociedad hoy día hace que a veces nos bloqueemos debido a la lista de tareas que tenemos pendiente de hacer. Esto puede generar mucho estrés si no se sabe gestionar adecuadamente, aumentando la sensación de ineficacia, impotencia y pensamientos negativos respecto de nosotros mismos y de las distintas situaciones que nos ocurren.
Podemos llegar a paralizarnos por no saber por dónde empezar, las tareas se van acumulando y la sensación de angustia se incrementa. Otras personas tratan de llegar a todo al mismo tiempo. Van corriendo a todos lados sin llegar a ningún sitio, eso sí, con una gran carga de estrés y desgaste físico.
Al final, al igual que la pescadilla que se muerde la cola, nos vamos retroalimentando de este malestar, pudiendo llegar a desarrollar una sintomatología que nos incapacita para hacer nuestra vida normal. Como baja autoestima, crisis de ansiedad, depresión o dolores musculares, entre otras.
Es el momento de pararnos. Tomar conciencia de que tenemos un tiempo limitado y buscar la manera de ser más eficaces y eficientes. En este artículo trataremos de dar algunos consejos que pueden ayudar en la difícil tarea de la gestión del tiempo.
UTILIZA UN MÉTODO DE GESTIÓN
Invierte tiempo en pensar. Párate y trata de hacer una lista de los temas pendientes para poder catalogarlos.
Ordénalos por prioridad. No siempre lo urgente es lo importante.
Urgente/ importante: será lo primero que pongamos en la lista para abordarlo con prioridad. Intentaremos que aquí estén las menos tareas posibles.
Urgente/no importante: Lo haremos porque es urgente pero no le dedicaremos mucho tiempo.
No urgente/importante: esto es lo que tendremos que planificar y agendar para que no se convierta en urgente.
No urgente/no importante: será lo que aparecerá al final de la lista y trataremos de ir haciéndolo a medida que vayamos descargándonos del resto de tareas.
Planifica. Tendremos que colocar esa lista en nuestra agenda, asignándole tiempos y tratando de cumplirlo.
Ejecuta. Una vez que los tengamos planificado actuamos. Ya no hace falta pensar pues eso ya lo hemos hecho con anterioridad. Ahora toca realizar lo planificado.
A TENER EN CUENTA
La lista es algo vivo. Continuamente pueden estar entrando tareas nuevas que tendremos que ajustar en la lista. Pero hay que tener en cuenta que si no son urgentes e importantes las apuntaremos al lado de nuestra lista para adjudicarles su lugar cuando toque el tiempo de pensar. Si no, podríamos perdernos en estar continuamente adjudicando un orden y esto nos haría ineficaces.
Evitar lo que nos pueda hacer descentrarnos y perder el tiempo: mensajes de chats, spam, móviles, etc.
La búsqueda de la perfección nos puede hacer poco eficientes. Hay que dedicar el tiempo justo para que el resultado sea óptimo.
Saber decir que NO. Si no somos capaces de poner límites nos cargaremos de tantas tareas que nos aplastaran como una losa. Saber valorar lo que realmente nos compete.
Ser capaces de delegar. Esto nos permitirá no sobrecargarnos innecesariamente y ganar tiempo.
No evitar las tareas que nos desagradan. Al final vamos a tener que hacerlas y el hecho de tenerlas pendientes también nos consume tiempo y energías.
Tener un mínimo de orden en nuestro espacio. Tardamos menos tiempo en ir ordenando a medida que se nos van acumulando, que tener que perder tiempo en buscarlas o dedicar toda una mañana a ordenar el desorden, que por otro lado, sólo con verlo nos entran ganas de huir.
Y no se te olvide meter en tu planificación tiempo para ti, para descansar y para tu cuidado.
A veces se hace necesario contar con la ayuda de un profesional. En eidem podemos ayudarte.