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¿Conoces la importancia de ser resiliente?


¿Por qué algunas personas son capaces de hacer frente a las adversidades e incluso salen fortalecidas?

Existen diferentes circunstancias que nos pueden llevar al límite como la pérdida de un trabajo, el fracaso de un proyecto, una enfermedad o una situación traumática. Ante estas situaciones podemos abatirnos y desesperarnos, incluso sentirnos una víctima de las circunstancias. O podemos tomar conciencia de la situación, asumirla y ver qué podemos encontrar de positivo en ella, que nos sirva de motivación y empuje para seguir avanzando en la vida.

A esta capacidad de saber asumir y adaptarse a las adversidades y aprovecharlas para aprender y sobreponerse es lo que llamamos en psicología resiliencia. No es asumir las dificultades y dejarse hundir, es saber que están ahí y sacar lo mejor de nosotros y de la situación para no perecer en el intento.

¿Se nace o se hace?

Sobre esto se puede pensar que algunas personas pueden tener alguna capacidad innata para ver las cosas de forma positiva que les puede ayudar. Pero principalmente interviene en la capacidad de resiliencia el aprendizaje de ciertas habilidades que se desarrollan cuando se enfrenta situaciones adversas o de fracaso. También, y no menos importante, la actitud que se tenga ante ellas.

Por lo tanto la resiliencia se puede aprender, pudiéndose practicar y desarrollar, siendo importante también trabajar el cambio de algunos hábitos y creencias.

¿Qué podemos hacer para trabajar la resiliencia?

Podemos dar algunas pautas para fortalecer la resiliencia.

-Aprende a conocerte. Conocer cuáles son tus habilidades y fortalezas y por el contrario cuáles son tus debilidades y limitaciones es el primer paso para saber con qué recursos propios cuentas o que tienes que trabajar para conseguir tus metas.

-Confía en ti mismo/a. Las cosas no cambian el primer día ni salimos airosos a la primera de cambio. Es un proceso y como tal lleva su tiempo y es necesaria una buena dosis de confianza y autoestima.

-Encuentra motivación en los pequeños logros. Ser capaces de ver las situaciones difíciles como oportunidades y persistir sabiendo que, aun no pudiendo cambiar a veces la situación, si podemos decidir cómo queremos vivirla.

-Vive el momento presente plenamente. No estar culpabilizados por el pasado ni angustiados por el futuro. En el momento presente es donde podemos encontrar las estrategias del cambio y es donde tenemos capacidad de decisión y actuación.

-Ten un optimismo realista. Ver las dos caras de las cosas, tanto las positivas como las negativas creyendo que las cosas pueden mejorar. Focalizar la atención en los aspectos positivos y dejando ir al olvido los negativos. Con esto cambia la percepción que tenemos de nuestra vida, encontrando fortaleza para seguir adelante y aprender de las situaciones.

-Trata de innovar. Encuentra recursos donde otras personas sólo ven trabas. No te limites a reconducir la situación a su estado original, sino construye una realidad nueva.

-Rodéate de personas y recursos que te aporten positividad. Construye y mantén vínculos que te hagan más sostenible la situación. Pide ayuda y busca el apoyo social.

-No intentes controlar las situaciones. Manéjate en ella adaptándote y se flexible ante los cambios, sabiendo que no puedes controlar todas las situaciones. Aprende a lidiar con la incertidumbre y trata de sentirte cómodo aunque no tengas el control. No gastes energía en evitar caerte sino empléala en aprender a levantarte.

-Tomarte tiempo para descansar y recuperar fuerzas. Sé consciente de lo que puedes exigirte y cuándo debes parar.

Y para terminar, os dejamos esta reflexión. www.eidem.es

“Vacía tu mente, libérate de las formas. Como el agua. Pon agua en una botella y será la botella. Ponla en una tetera y será la tetera. El agua puede fluir o puede golpear. Sé agua, amigo.” BRUCE LEE


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